Si tuviera que dibujarte, simplemente dibujaría una nube. Sí, eres una nube…
Cada día de mi vida es acostarme, mirar nubes e imaginarme figuras. Varias veces te vi en el cielo, varias veces te ignoré, varias veces te pensé… Un día te vi y decidí contemplarte. Noté muchas cosas que antes ni me imaginé que observaría:
Tu rostro, muy inteligente al esconder la edad cronológica de tu ser, es en realidad la cara de una niña adorable… ¡Al diablo la edad, lo importante es tu espíritu!
Tu mirada se reveló con un guiño de ojo, muy característico… ¡Qué bella!
Tu sonrisa (¡DIOS!), fue la primera bella impresión que me llevé de ti, la luz de tu alma que a la vez demuestra la sinceridad que emana tus ojos…
Llegué a sentir tu mano un segundo, pero me soltaste. Y tu corazón, no me explico como puede caber en tan delicado cuerpo (debe ser a causa de su magia).
Como quisiera verte todo el día y sacarle formula a tus labios y encontrar el resultado de su belleza… ¡Inmensamente bella! Le dedicaré más líneas a tu sonrisa y a tus ojos porque su misterio se las merece. ¿Por qué digo misterio? Porque la sensación que crea en mí, tu sonrisa, es inexplicable, ilógica, desconocida e increíble, tentadora, tanto que si me quedo observándote muero atónito…
¡Espera, espera! Yo estaba hablando de una nube, ¿cómo pude llegar a detallarla tanto? ¡Estoy loco!
Bueno, mejor sigo viendo nubes, porque tal vez seas producto de mi imaginación y no quiero sufrir fabricándote… Aunque si vuelves a pasar trataré de atraparte y comprobar si eres real. ¡Adiós nube!
AngeL
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