Cuando el tiempo se detiene en tu reloj y no te queda más nada que esperar que sigan girando las agujas.
Es el momento que debes aprovechar para reflexionar. Buen momento. Es el momento que inevitablemente te hace recordar. Mal momento.
Sólo te dejas llevar por el viento de tus pensamientos. Alguna idea puede surgir. Alguna vivencia revivirá en tu cabeza.
¡No mires al cielo! Es una de las cosas que te llevará a tu pasado, ya que por razones de naturaleza es el mismo cielo con sus nubes esponjosas de siempre. ¡No mires nada! Te hará saber que no estás donde más deseas, sino donde una vez lo deseaste. Cierra los ojos e intenta pensar en… nada. Es lo único que te prohibirá extrañar lo que quieres.
Espera… espera que las agujas empiecen a moverse. Quisieras tú poder moverlas pero sabes que se requiere de las fuerzas que este sentimiento te quita para poder para hacerlo. Es tu tiempo pero no precisamente avanza a tu antojo. Son tus sentimientos y tú eres su marioneta. Sólo espera a tu tiempo.
Estás vivo, sólo que se te ha regalado un momento para pensar, reflexionar, recordar, (y un largo) etc. Te sientes vacío porque fuiste halado de tu cuerpo. No te preocupes, te lo devolverán cuando este espacio de “no tiempo” se acabe.
Estás viéndote a ti mismo. Te estoy viendo. ¡Sí! Yo soy tu energía interna. Yo soy tú. Nuestro tiempo se detuvo para permitirle a fuerzas externas que te sacaran de ti para analizarte como a un problema. Sé que no me escuchas y menos me ves. Pero yo si puedo verte. Puedo verme a mí mismo. Ya volveré a ti. Es una cuenta regresiva que no se puede contar, sólo esperar. No te darás cuentas cuando termine. En cualquier momento…
AngeL
25 mar 2010
Cuando tu tiempo para
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