6 abr 2010

Decirte adiós (Parte II)

Pero ahora que abro los ojos noto que mi amor se esconde… ¿de mí? Sí, de mí. Siente miedo al acercarse a mi y prefiere evitarlo (no podré forzarlo). Tal vez sea cobardía, miedo de regresar, sí, quizás sea así… lo cierto es que tiene razones de sobra para estarlo. Todo aquel que pise fuego jamás volverá a acercarse al calor de una llama. Nadie se dejaría provocar dolor las veces que la naturaleza lo decida y nadie regresaría al lugar del que desterraron sólo por “volver a intentarlo”… Pero hay otra realidad en mi amor. También está rodeado de voces que lo ensordecen y sus alas no son lo suficiente como para tapar sus oídos de esos gritos espantosos.

Quiero dar un paso adelante pero no puedo moverme sino para atrás. Puedo recuperar mi amor pero el miedo me tiene encadenado… ¡No pediré auxilio! Recuerdo que yo causé todo esto mas no por eso pidiendo socorro lograré terminarlo. Me tildo de cruel, siento que eso soy y no me doy cuenta que no podré vivir con la conciencia hecha un caos… ¿Espero? Lo haré… quizás algo pase, quizás nada pasará.

Parece que nunca amanecerá nuevamente y, dejándome abrazar por la oscuridad de la noche, siento que algo no me deja dormir… porque algo me tiene preparado…

Continúa....

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